domingo, 7 de noviembre de 2010

Una de tocados

A veces la vida nos sorprende. A veces las cosas no son lo que parecen.

Eso pensé ayer, al volver a casa, aún impactada de lo que habían visto mis ojos.

Estaba ya anocheciendo cuando llegué a la dirección que indicaba la nota que me había dado una amiga. En una barriada oscura, una callejuela oscura. Una estrecha puerta de madera azul desvencijada, una casa en apariencia abandonada.

No puede ser aquí, pensé.

A punto estuve de dar media vuelta y volver por donde había llegado. En lugar de eso, llamé al timbre. La puerta se abrió, chirriante, dando paso a una larga escalinata. Un escalofrío se apoderó de mi cuerpo, al mirar hacia arriba y ver que una anciana despeinada y mal vestida me esperaba en lo alto de la escalera.

Subí los peldaños sin mucho convencimiento. Detrás de mí, la puerta se cerró, cerrando a la vez cualquier posibilidad de escapar de allí. Al llegar arriba, mi anfitriona me recibió amablemente. Tras una rápida ojeada pude comprobar lo altísimos que eran los techos, lo viejas que eran las lámparas, lo poco que iluminaban y el aspecto tétrico que esa tenue luz le daba a la vivienda.

Me presenté y le informé a la buena mujer que venía de parte de Ana. Sonrió mientras me señalaba la enorme puerta de una habitación conjunta a la sala donde nos encontrábamos. Yo esperé a que ella diera el primer paso y abriera la puerta, sin saber muy bien qué secreto guardaba ahí dentro la anciana señora.

Creo que la sensación que tuve cuando entré en aquella habitación debió ser la misma que sintió Alí Babá cuando entró en la cueva del tesoro. Estaba llena de sombreros y tocados para la cabeza, con un nivel de sofisticación digno de la mejor boutique parisina. A mi alrededor revoloteaban plumas, tules, cintas y flores de todas clases y colores. Entonces me volví loca. Me probé uno detrás de otro, mirándome en un viejo espejo que había colgado en la pared, y cada imagen me trasladaba a un lugar y momento imaginado.

Pilar es una artista en la sombra. Me ha dicho un pajarito que las tiendas más elegantes de la ciudad le hacen encargos para después venderlos a sus clientas.


Gracias, Adela, por ser la primera en colaborar ;-)

6 comentarios:

  1. Tan inesperado final para la autora como para mí.
    Me gustó el clima que creó de expectación.

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  2. ¡La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida ........... !

    Me ha encantado, cielo.

    MUAAAAAAAAAAAAAAAAC para tí para ADELA.

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  3. Cristina, ha sido divertido colaborar contigo!
    Si me ocurre cualquier otra cosa “paranormal”, te lo haré saber, jeje…
    Gracias!!!!!!!

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  4. Adela, me encanta!! Se te da bien TODO :-)

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  5. Me ha gustado mucho el texto y muy apropiada la ilustración escogida...
    Un beso,

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  6. ¡Genia,como me ha gustado¡, me he quedado con las ganas de leer más...
    Gracias Cristina y Adela.
    Muac

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