Siempre pensamos que los días de
lluvia son tristes y que lo malo siempre sucede en invierno, bajo una tormenta;
o de noche, cuando el frío se cuela por debajo de las puertas. Pero la tragedia no conoce estaciones y un
bonito día de sol, el mundo puede pararse de repente y comenzar a girar
vertiginosamente hacia el otro lado.
Sin poder evitarlo, dos
gotas ligeramente saladas emprenden un melancólico descenso mejilla abajo. No
hay mucho que podamos hacer, ni tan siquiera es posible esconderse bajo la lluvia.
Sólo nos queda ponernos las gafas de sol y seguir caminando, aunque sea despacio y por la sombra.
Adelante siempre adelante,seguro que puedes y si no......pide ayuda ,aqui estare.Un beso fuerte y lleno de animo.
ResponderEliminarPor supuesto, siempre hacia adelante.
Eliminarun abrazo desde aquí, Cris.
ResponderEliminarRecibido!!
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