A veces me siento moderna

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Y hago cosas extrañas, que nada tienen que ver conmigo. Voy en contra de lo que soy y lo que me gusta por el hecho de innovar  o simular que soy otra, y lo peor es que luego no me siento cómoda.

Si es que yo soy así, tirando a clásica y con unos gustos muy definidos. Pero un día me da por comprarme una cazadora con tachuelas, porque las he visto, porque se llevan y porque si no la pongo ahora, ¿a qué edad la pondré? ¡Quiero que me guste! Y salgo de casa ya con cierta duda, repitiéndome interiormente que voy muy bien pero me cruzo con un vecino en la escalera que me parece que me mira de un modo raro. Para rematarla, al llegar al portal, mi marido me está esperando y me dice: ¿y tú a dónde vas con esa pinta? Fin del espejismo. Por supuesto, le contesto airada que no tiene ni idea de moda, que estoy muy guapa y que voy fenomenal. Y por dentro me pregunto por qué narices tengo que fingir que voy encantada cuando en realidad, me siento como si fuera disfrazada…

A veces intento ocultar a la “mariperfe” que soy. Dejo las camas sin hacer y me pongo a leer, a escribir o a navegar por internet, porque arreglar la casa no es importante, ni urgente, y casi no es ni necesario…. Pero al cabo de un rato, Petra Colocatodo me empieza a cerrar el libro, me pone una mano en la pantalla o me quita el boli de la mano. Intento no dejarme llevar por mis instintos marujiles pero es imposible. Sólo pensar que va a ser la una y que está todo sin hacer, me da escalofríos…

Que no soy moderna, ni falta que hace. Me gustan las cosas limpias y ordenadas y llevar americana y vaquero que no sea acampanado, ni demasiado pitillo, ni descolorido ni venga roto de fábrica. Qué le vamos a hacer…