Ahí estás, enseñándole al
mundo tus manos abiertas como ramilletes de flores. Me asombra tu expresión alegre,
despreocupada, feliz ante la inminente degustación de una rica zanahoria. Honesto, mirando al frente,
con la cara despejada de bigotes y de dudas. Naranja, con grandes orejas
de sabueso y vivarachos ojos.
Tan sólo eres un alegre
conejo naranja con orejas de ratón. Para mí, una pequeña obra de arte firmada por el Sr. Cuco.
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