martes, 22 de febrero de 2011

Debla


Avanza sigilosa en mitad de la noche perturbando el silencio con el tintineo de los zarcillos heredados de la abuela. De vez en cuando, gira la cabeza para cerciorarse de que nadie la sigue y apura el paso tras comprobar que en su muñeca, el reloj le recuerda que llega tarde. Con el corazón latiendo apresuradamente y aire frío cortándole la respiración, tuerce la última esquina y se para unos segundos para recuperar el aliento, colocarse un poco el pelo y la falda y decidir si sigue avanzando o recorre el mismo camino pero a la inversa. Comprueba que ya es demasiado tarde para eso y que en el portal, ya se adivina un cuerpo apoyado en el marco de la puerta aunque desde donde ella se ha parado, sólo se distinguen claramente unas botas negras y puntiagudas. Está fumando. Todavía sin verlo entero, a ella ya le sonroja la excitación. Se acerca y simplemente le dice. Soy Debla. El le responde: Sube, gitana.

5 comentarios:

  1. Muy bonito el relato de ese nombre tan bonito!! Me ha conmovido la escena. ;-)

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  2. ¡¡Gracias Cristina!!me ha encantado, ya estoy esperando el segundo capítulo!!

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  3. Tu final es apoteósico igual que tu expresión: "se le sonroja la excitación" ¡Fantástica, Cristina!

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  4. Estoy deseando leer lo que sigue,gracias.

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