jueves, 24 de febrero de 2011

Debla III


Sabiendo que me seguía con sus dudas y su falda arrastrándose por los peldaños, cerré la puerta con cuidado para no alertar a los vecinos sobre mi vuelta. Eché el cerrojo y encendí la luz, mostrándole mi rostro por primera vez y descubrí en el suyo la sorpresa al reconocerme. Me descalcé y con mis pies sobre la gastada madera, fui revisando que todo estuviese en su sitio, tal y como lo había dejado meses atrás. Seguía habiendo un penetrante olor que no había conseguido eliminar.

Observándola allí de pie, retorciendo los dedos de una mano con los de la otra, por un momento, sentí pena por ella. Era joven, era hermosa y era perfecta para lo que me proponía. Sin más rodeos y tras un carraspeo casi imperceptible, le pedí que se desnudase y que dejase la ropa sobre la cama.

Encima de la colcha, coloqué un clavel.

2 comentarios:

  1. no tiene por qué ser hoy, pero si hasta el viernes, te invito a que participes en el sorteo de mi blog

    http://elettraforever.blogspot.com/

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  2. ¡¡¡Huy,huy...! no me está gustando el cariz que va tomando ésto, pero ardo en deseos de que sigas contándome.

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