jueves, 20 de enero de 2011

Se vende


Prácticamente todos vendemos y compramos a diario. A veces son consumibles, otras son objetos no tangibles, castillos en el aire o promesas que sabemos que no se cumplirán. Nos guste o no, todos somos consumidores y creo que en cierto modo, a todos nos complace de vez en cuando gastar el dinero en algo, especialmente si no lo necesitamos.

Lo malo son las formas, en esto y en todo. Cada vez nos tratan y tratamos a los demás con menos respeto y más agresividad.

Hace un par de semanas, caminaba apresuradamente por un centro comercial, medio despeinada, el bolso semiabierto y el paso acelerado, como si me fuera la vida en ello, cuando me abordó el típico charlatán de feria que sin previo aviso, me cortó el paso y me espetó un “Oye, tú trabajas, ¿no?”. Ante mi sorprendido “sí”, me pidió que le echase una mano. Mientras por su tono de colega, me preguntaba si habríamos comido juntos alguna vez y yo no lo recordaba, eché un visual al stand que flaqueaba semejante sujeto y amablemente, le informé que mi marido trabajaba en ese sector. A eso le siguió un abrupto “¿y qué?” que me resultó bastante molesto por lo que ya un poco menos sonriente, le contesté que cualquier cosa que pudiese ofrecerme, ya la tenía. Con un “ya lo sabía yo…” muy irónico que no terminó en un “... que eras una mema” pero que se intuyó por el irreverente tono, me dio la espalda. Con un taconeo brioso, me dirigí a la escalera mecánica despidiéndome con un airado “así vas a vender mucho”. Ni corto ni perezoso, el muy patán se volvió y me escupió un “vete al carallo”.

Vete al carallo… Vamos, que me mandó a la mierda. Mientras descendía irremediablemente cargando con esa frase a la espalda, pensé lo maravilloso que sería que semejante ejemplar no volviese a trabajar en su vida y de paso, qué placentero sería poder atizarle con algún objeto punzante en los genitales. Seguí bajando y me pregunté por qué no habría sentenciado yo la conversación tras la primera pregunta. La historia entonces se escribiría de otro modo y a su “oye, ¿tú trabajas?”, le seguiría un “vete al carallo”.

La culpa la tiene mi madre, por educarme tan bien. Me he torcido bastante en el camino pero no logro comprender este nuevo modo de querer venderte a toda costa lo que no necesitas, de hacer que te sientas idiota por rechazar lo que no has venido a comprar o incluso peor, que cosas tan series como la salud se oferten en los centros comerciales.

Todos somos compradores, y todos somos vendedores. De acuerdo. Pero desde luego, no todos somos imbéciles. Al menos, yo no lo soy.

7 comentarios:

  1. ay nena, qué identificada me siento siempre contigo.
    Me encanta leerte, y siempre me arrancas una sonrisa.
    Muacccccccccccc
    E que vaia ó carallo o tipo ese¡¡¡¡¡
    Queres q o mandemos xuntas????? jajajajaja

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  2. Es algo que no soporto, entrar en un centro comercial y que tengas que ir esquivando a este tipo de vendedores. Lo siento por ellos, porque imagino que su trabajo no debe ser fácil ni gratificante. Pero que encima no traten con respeto a los que se supone que son potenciales clientes, eso ya es el colmo.
    Hiciste bien en explicarle al tipejo este que esas malas formas no sirven como técnica de venta!
     

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  3. Creo que lo mejor es que pienses que ese pobre chico ya tiene bastante con ser como es.
    Así le irá en la vida.

    O bueno... como las venganzas a veces son muy apetecibles, puedes decir a la cuadrilla de las Petardas cuál era el centro comercial y podemos marearlo un poco.

    Le dará un p'allá, fijo.

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  4. Si que va listo ese!!!!!!!
    Si a cada persona que me preguntara a mi algo , yo me enfadara porque no me compra iría lista.
    Yo no salgo mucho, pero a mi los que me ponen mala son los que te llaman por teléfono para venderte algo, sobre todo los de telefonía,yo siempre los escucho aunque les advierto desde el primer momento que no voy a comprar nada, pero mi marido es comercial y me gustaría que cuando va ha vender que por lo menos lo traten bien, pero algunos te ponen muy difícil mantener la educación.
    No te preocupes por lo que diga el susodicho, seguro que no dura dos días en el puesto.
    Un beso.
    PILI

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  5. Es como tu dices,la educación que te han dado no te permite ser grosera desde el principio y aguantamos con cara amable aún sabiendo que la cosa va a acabar mal.

    menos mal que hay de todo y tambien se encuentra gente amable y agradable que sino...

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  6. No sabes cómo te entendo!
    Suscribo cuanto dices.

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  7. Vete al carallo, que poco fino, por lo menos a mi me mandaron a tomar por el culo pija de mierda, un encantador señor que le dije que no podía pararme ni un segundo.
    Se me cayeron los empastes del bochorno.

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