No has leído mal, no vuelvas atrás para asegurarte de que no estás equivocado. Es otro comienzo inmejorable. Una sola frase y ya estás atrapado. Así arranca mi cuento favorito de Gabriel García Márquez, "Alguien desordena estas rosas", incluido en el libro de relatos "Ojos de Perro Azul" (1952). Sólo le han hecho falta unas cuantas páginas para escribir una historia redonda. Leedla y juradme que no os imagináis cómo es la mujer cuyas piernas cubre el saquito oscuro y las medias rosadas. Os dejo el enlace y mi elección está en la página 43. Espero que hayáis tenido un buen domingo. Y si no ha sido así, aún estáis a tiempo de mejorarlo ;-)
domingo, 31 de octubre de 2010
Alguien desordena estas rosas
No has leído mal, no vuelvas atrás para asegurarte de que no estás equivocado. Es otro comienzo inmejorable. Una sola frase y ya estás atrapado. Así arranca mi cuento favorito de Gabriel García Márquez, "Alguien desordena estas rosas", incluido en el libro de relatos "Ojos de Perro Azul" (1952). Sólo le han hecho falta unas cuantas páginas para escribir una historia redonda. Leedla y juradme que no os imagináis cómo es la mujer cuyas piernas cubre el saquito oscuro y las medias rosadas. Os dejo el enlace y mi elección está en la página 43. Espero que hayáis tenido un buen domingo. Y si no ha sido así, aún estáis a tiempo de mejorarlo ;-)
miércoles, 27 de octubre de 2010
Tan solo una idea

jueves, 21 de octubre de 2010
The Fast and the Furious

Ayer comentaba con una amiga que a pesar de llevar años conduciendo y de no hacerlo mal, hay cosas que se nos escapan. Por ejemplo, con mi anterior vehículo tuve que pasar la ITV y estaba más nerviosa que cuando fui a hacer la selectividad. Encima, embarazada de 8 meses, a los nervios se sumó la movilidad reducida. Vamos, no es excusa para darle al limpia en lugar de a los intermitentes pero creo que coló. De hecho, el chico amablemente se ofreció a meterse él en el coche y así, tenerme quieta un rato…

Otro dato es que nunca repongo combustible en las gasolineras autoservicio. Es más, creo firmemente que deberían estar prohibidas a menos, claro está, que la gasolina fuese más barata. Siempre está libre el surtidor que me queda al lado contrario al de la boca del depósito y me peleo con la manguera para conseguir sacarla del todo, rodear el coche y que entre. Normalmente esta operación hay que repetirla varias veces. Una vez conseguido, me quedo mirando la pantalla como si por arte de magia fuese a poner “ya te pongo yo ahora 40 euros, tranquila”. Encima, a mí nunca se me sujeta el gancho que hace que no tengas que estar agarrando la manguera todo el rato, en tensión. Y finalmente, me resulta totalmente imposible retirar la manguera y que no caiga la puñetera gotita en la carrocería.
Sin embargo, me sigue gustando conducir aunque en el momento que me abrocho el cinturón dejo de ser la Dulce Abril y paso a ser Pelo en Pecho RH+. Por si algún día te cruzas conmigo y voy al volante, debes saber que hay algunas leyes inquebrantables: no metas el morro si quieres que te deje pasar, no me adelantes por la derecha y no te pegues. Ya escogí un modelo de coche y un color un punto macarra y me faltó bien poco para tintarle las lunas traseras. Luego claro, me paro en un semáforo y no suena Mago de Oz sino Miliki. Lo sé, da un poco de pena, pero se puede considerar fusión, ¿o no?
Y a vosotr@s, ¿os gusta conducir? ¿Entendéis de coches?
sábado, 16 de octubre de 2010
Ya empezamos…

Hoy he recibido otro correo en el que una de mis amigas propone un sitio. Y acto seguido, recibo esta respuesta de otra petarda:
“Por mí cualquier sitio está bien, sólo falta que nos pongamos de acuerdo con la fecha?
¿Lo veis?? Siempre hay alguien disfrutando de viajes astrales… ¡PERO SI ES LO UNICO QUE HABIA QUEDADO CLARO!
jueves, 14 de octubre de 2010
Margarita

Margarita, está linda la mar,
y el viento
lleva esencia sutil de azahar;
yo siento
en el alma una alondra cantar;
tu acento.
Margarita, te voy a contar
un cuento.
Este bonito poema de Rubén Darío, que muchos recordaréis, está ahora a nuestro alcance de la mano de la editorial sleepyslaps que nos lo presenta en formato de album ilustrado.
Su reseña dice: “Este libro está dedicado a todos aquellos que, al menos una vez, han sido principitos y princesitas con la mirada ávida de conocimiento, belleza y experiencias. Para que, a través de esa mirada, este mágico poema siga transmitiéndose de padres a hijos y de abuelos a nietos de generación en generación.”

Cuando llegamos a casa, el cielo se oscurece y los músculos comienzan a relajarse, llega la hora de dejar de correr de aquí para allá como zombies y comenzar un bonito viaje nocturno. No se me ocurre una manera mejor de decirle adiós al día y darle la bienvenida a la noche que con una buena historia. Y las cosas buenas, si se comparten, siempre son mejores.
Adela, la madre de Carmen, quería un libro especial para su hija mayor, porque fue su primer bebé, porque le encanta compartir momentos con ella y porque siempre será su princesa. Sé que si lo leen juntas, harán que este poema las una aún más.
Abramos un libro juntos.
Leamos.
Soñemos.
Descansemos…
sábado, 9 de octubre de 2010
Comienzos

El aire olía a cenizas de la noche de San Juan y antes de que el verano se hubiese instalado por completo, comenzó el primer baile del cortejo. Eran tardes de ocio y conversación en las que merendaban miradas fugaces y sobre las que se cernía la promesa de un beso que aún estaba por darse. Ella no sabía que ya le gustaba pero él no ocultaba lo mucho que ella le atraía.
Consiguió llevarla en moto por carreteras secundarias, acampar junto a su tienda, robarle el sentido junto a una hoguera y despertarla con un beso casi al amanecer. El quería probar si funcionaba. Ella se temía que lo haría.
Todo era perfecto. En el enamoramiento tonto de los primeros meses, siempre se exhibe la mejor mercancía en el escaparate y se reservan los artículos con tara en el interior para las rebajas. El tiempo pasa, la gente cambia y el amor es eterno, mientras dura.
Hoy poco queda ya del joven aventurero y de la estudiante. Él sigue teniendo moto. Ella sigue aprendiendo.
martes, 5 de octubre de 2010
Take a walk on the wild side
La penumbra en la que estaba sumido el cuarto le facilitó la siempre difícil tarea de abrir los ojos y verificar, no sin cierto alivio, que una vez más, sólo se trataba de un sueño.
El letrero de neón de la cafetería de enfrente iluminaba intermitentemente su rostro avejentado, acentuando los surcos que bordeaban sus ojos, por fin abiertos. Poco a poco, fueron haciéndose al cuarto alquilado en el que acaba de despertar, recorriendo sus paredes amarillentas y deteniéndose, de vez en cuando, en algún objeto que llamaba su atención.
Se encontraba explorando la estancia cuando al otro lado del ventanuco, amanecía perezosamente un día teñido de azul y salpicado por nubes esquivas. Miró el reloj despertador con la esperanza de que éste impusiese un poco de orden en su vida caótica pero el aparato ignoró su mirada suplicante y le respondió con una canción de Lou Reed. Eran las 7.30…